Para Gómez Zermeño, saber utilizar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) “es una competencia básica para la vida, al igual que la lectura, la escritura y las matemáticas”. La buena noticia es que las nuevas herramientas y aplicaciones son cada vez de uso más intuitivo y amigable para el usuario, por lo que ya no es necesario ser un experto en informática para dominarlas. Experimentar con recursos y redes sociales que nunca has probado antes te llevará a encontrar maneras innovadoras de transmitir conocimientos.
Los estudiantes son diferentes, aprenden de manera distinta y poseen habilidades y talentos particulares. A esto se suma que, mediante su celular, Tablet o computador, tienen acceso instantáneo a cualquier tipo de información. Por este motivo, el docente debe, en la medida de lo posible, adaptar las instrucciones a las necesidades de cada alumno. De esta manera, el estudiante se verá sentirá libre y motivado respecto a sus tareas.
En este mundo interconectado y cada vez más pequeño, tenemos la oportunidad de aprender sobre otras culturas de primera mano. Si en tu clase deben estudiar a Japón, por ejemplo, no lo hagan a través de libros de texto. Utiliza herramientas como Google Earth para “visitar” el país, utiliza las redes sociales para encontrar a un japonés dispuesto a charlar con tus alumnos acerca de su cultura: las posibilidades son infinitas.
Aunque los alumnos de hoy son considerados nativos digitales, las instituciones siguen pidiendo tareas tradicionales en papel. En su lugar, incentiva a tus estudiantes a crear y editar vídeos, infografías y blogs creativos y dinámicos. Estas tareas son las que quedarán en su memoria y desearán compartir con otros, en lugar de terminar en la papelera una vez calificadas. Una manera eficiente de incentivar la producción propia por parte de los alumnos es el aprendizaje basado en proyectos. De esta manera, los estudiantes son los encargados de llevar a cabo su propia investigación.