Fundador ERICH FROMM

Esta tendencia culturalista subraya la importancia de los factores culturales en la génesis y formación del carácter y las neurosis. En este sentido Fromm participa de dicho planteamiento.

La impronta humanista se traduce en una serie de características que van desde la misma concepción de la enfermedad mental hasta la actitud del psicoanalista y la técnica que éste emplee.
- En el plano sociocultural el máximo criterio para Fromm no es la adaptación o ajuste social a ultranza sino la integridad del individuo.
- En el terrero político y económico su oposición a cualquier proyecto totalitario que subordine la persona al sistema, al estado u otros fines que no sea ella misma.

Fruto de esta concepción humanista son una serie de consecuencias, tanto teóricas como prácticas, que tienen gran incidencia en el campo de la psicopatología y el psicoanálisis.
1. El concepto de enfermedad mental entendido como enajenación de si mismo. Como un camino de no realización propia, en el grado que fuere. Como una actitud, de facto, obstaculizante y hasta destructiva hacia unos mismo, por motivos generalmente inconscientes. Y su correlato, la salud mental entendida como la posibilidad, sin trabas psicológicas internas, de desarrollo de todas las potencialidades del propio ser.
2. La meta de la curación, por ello, sería el encuentro de la persona consigo misma. El desarrollo del conocimiento propio, del respeto y la responsabilidad hacia sí mismo, del amoroso cuidado por el propio desarrollo.

- El hombre como centro y meta de toda actividad humana. Exclusión, por tanto, de toda supeditación o subordinación a metas o poderes ajenos al hombre. Es un antropocentismo radical.
Cualquier concepción o realidad, ya sea personal o social, que pretenda imponer un sistema ajeno al ser humano será denunciada por Fromm como un autoritarismo violador de la dignidad del hombre.
Este, por otra parte, no tiene que abandonar su libertad, su responsabilidad, su ser, en definitiva, supeditándose a poderes extraños por comodidad, anhelo de protección o seguridad o por otras necesidades infantiles: no debe idolatrar o idolizar. Sería una enajenación.
