Maruja Mallo
Su cuerpo y sus pequeños ojos y muy listos, no delatan a primera vista a una de las artistas españolas más transgresoras de su tiempo. rostro , de frente y , parece ser un reflejo de las geometrías subyacentes en muchos de sus cuadros. Este rostro, enmarcado por las oscuras de una melena corta, contiene una nariz más bien y unos labios que, pintados de rojo, agrandan y dan fuerza a una boquita pequeña, casi de , pero de gran audacia. Salvador Dalí dijo de ella que era “mitad ángel, mitad marisco”.
María Blanchard
Decía Diego Rivera de ella que “era jorobada y alzaba apenas poco más de cuatro pies del suelo” y que “por encima de su cuerpo deforme había una hermosa cabeza”. Una cabeza entre y , rematada en un mentón casi que subraya una boca más bien , de esas que parecen sonreír sin sonreír. Sus ojos serenos, esconden su sufrimiento tras dos bien redondas que los convierten en dos aceitunas negras. De su mirada dijo el escritor Ramón Gómez de la Serna que era “de niña, mirada de pájaro con triste alegría”.